martes, 25 de agosto de 2015

Selección artificial

En este punto siento que solo queda el camino de vuelta;
el tiempo es un misterio que me lleva siempre a ti:
una pista indescifrable con las letras de tu cuerpo,
la isla en la que siempre me encuentro

comería todos los errores, te cometería de principio a fin
no sabría el precio a pagar por tener otra vez tu olor en mis manos

¿dónde quedaron todos los miedos,
dónde se fueron las promesas con una misma,
los aviones y las autopistas en dirección contraria al sentido común?

Tampoco me atrevo a sentarte,
mirarte a los ojos y poner el mundo patas arriba.
Es tan fácil cuando todos los caminos llevan a otro sitio
siendo solo dos cuerpos y el sendero una línea recta entre dos puntos

Locas las brújulas, los controladores aéreos,
los psicólogos, los test del facebook,
las revistas esotéricas: no hay más remedio que dejarse ser

Podría incluso empezar a mentirme, jurarme que no volverá a pasar,
pero algunas noches me derramo y te llamo en voz alta;
por la mañana ya no hay vuelta atrás.

La ruta al olvido no tiene señales de tráfico ni quitamiedos.
La rutina aprendida de café y buenos días se queda tatuada
para siempre en las comisuras de la piel

Vamos conduciendo por la carretera más larga de la vida,
se refleja el mar en el sol,
el tiempo se revierte a cada paso que dudo dar,
donde ondean los colores del verano y se evaporan a 120 km/h;
quizás sea cuestión de mirarse a los ojos y no ver nada más.

2 comentarios:

  1. Y no ver nada más

    Y no sentir nada más
    que a Ítaca pulsándonos

    tremenda esfera de coincidencias
    de sentidos sin cerrar

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