Somos lo que
hacemos,
queremos lo que
no tenemos
y el deseo es el
espacio que queda
entre el olvido y
el destino.
II.
No sé cómo te cuento
que va acabando el invierno
al ritmo de almendros florecidos;
y me pregunto cómo haces para no
pensar en mi,
ahora que los días son más
largos
pero las noches siguen durando
lo mismo.
III.
Lo peligroso es que,
en esta partida de ajedrez,
todas somos fichas de dominó.
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