Los límites de la percepción se me abren
sin necesidad de inocular
nada más que tu aroma.
Se rompen las líneas espacio temporales
y tengo la capacidad de vivir aquí y dormir
allí;
puede ser ayer y puede ser mañana
que estés y no estés,
que no seamos aún quienes se sientan a mirar
una noche cualquiera al futuro.
Intentar explicar lo que la vida nos depara
sería como esperar a que este universo
enrevesado
se disolviera ante los designios de mi
voluntad,
que el devenir de mi suerte esté echado
que por eso ya viva con la miel en los labios
y las lágrimas a punta de pistola.
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