Tengo que decirte algo,
necesito decirte algo, que toda la prosa
y la lírica de la historia de la humanidad
no han conseguido sintetizar.
Hay algo que te tengo que decir
y que no se cómo decírtelo,
significa que me muero de ganas
y que me muero de miedo a partes iguales,
significa que ha sido como darme la vuelta
y quedarme del revés,
con todo desparramado por fuera
y sin saber por donde empezar este puzzle.
Significa que no se me va de la cabeza ni un
instante
y que es el principio axiomático
que marca un antes y un después.
Tengo que decirte que es
como entender etimológicamente
lo que puede significar hacer el amor,
volver a tener doce años,
miedo a perder,
pánico a la muerte
a la que tanto he desafiado cruzando el rojo
los pasos de cebra
y verbalmente en un pulso que no iba a ganar.
Tengo que decirte que me leeré la Rae de
arriba abajo,
las obras de los clásicos y de los
vanguardistas
buscando esta palabra que no consigo conformar,
que empieza por tu nombre
y que no puedo evitar pensar que acaba con el
mío,
un piano comprado en ikea
y alguna canción de los años 20.
No sé si esta es la historia que quiero
contar,
si quiero llenar las paredes con tus versos y
mis besos,
si se trata de estar o de ser juntas,
pero lo único que tengo claro es que es.
Lo que te quiero decir es que ya es,
ya está pasando,
y que de todas las cosas que puedo ser,
esta es la potencia del acto en la que deseo
realizarme.
En ti.
[…] “Pero, realmente, ¿qué te hace
feliz?”
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