miércoles, 14 de octubre de 2015

Señales de humo (bis)

Se acelera el pulso, terminará a golpe de mesa, sonido sordo, ejercicio de contención.
Siento que todas las historias que me constituyen
son pequeños hitos que solo pretendían incrementar mi sensibilidad para
que, cuando llegaras, única, no pasaras inadvertida.

Sensibilidad selectiva. Mística.

Todas las velas se consumen, se acentúan los sentidos,
los segundos sentidos ante la duda
¿golpe de suerte?

Términos acuñados para justificar lo indefinible, infinitos
 suerte, karma, justicia, voluntad.

¿Qué estamos haciendo?

El nombre, siempre secreto;
una fecha; el uso sincero de la lengua;
la falta de fe
Como si yo fuera el recipiente de un cumulo de pistas,
cirro desproporcionado,
estratos sedimentados que te claman.

Gracias, cualquier tiempo pasado, acaso de haber sido mejor,
devenido en curvas peligrosas en el borde de la cama, sueño
de una noche de verano donde faltan mantas.

Ahora, bárbara, llegas sin piedad.
Te absuelve la historia
la pasión se desbrújula
la razón se subvierte a cualquier tipo de pretexto.

Encontrarte explica lo que toda la poesía
no ha sabido conjugar, nunca quedará inane.

Si perderse es el precio (barcos, aviones, autobuses a la periferia a de dios sabe qué topos),
si salvar la distancia era la única salida intocable ¿cómo hablar de Itaca?

Nunca más seré isla.  

Aquí empieza la historia. 

1 comentario:

  1. Y es que parece ser que entonces Ítaca es nuestra historia

    una pasión que se desbrújula

    cada vez mejor escrito, como siempre gracias, amiga, como siempre, breve y reveladora

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