Tenías
Razón. Razón con mayúsculas.
Yo dejé de
ser yo para ser tu yo, mi tu:
tu Re, tu
amor, tu sí.
Y cuando te
fuiste, ya no tenía ni las dos primeras letras mi nombre,
no tenía
amor ni posesivos,
ya no había
más afirmativos incondicionales.
Por eso he
tenido que inventarme,
desde el
principio,
porque Re no
estaba ya.
No pienses
que te traiciono,
aunque yo
misma lo sienta así,
por hacer
cosas que no me son propias, por decir cosas que yo jamás diría.
No pienses
que yo ya no soy yo, que he cambiado:
el cambio
implica continuidad
y yo me
rompí.
Me llamo
Rebeca. Tengo 22 años.
Algunos
pensarán que no he perdido ninguna guerra.
Algunos
pensarán que no he ganado ninguna batalla.
Me llamo
Rebeca, pero podría llamarme de cualquier otro modo.
Me gustan
las mujeres
para
quererlas, para dormir con ellas, para acostarme con ellas, para olerlas, para
leerlas.
Me gusta
leer.
He leído de
todas partes del mundo y de la historia:
Rusos que se
revolucionan,
Griegos que
descubren,
Ingleses que
colonizan,
Italianos
que versan,
Alemanes que
piensan.
Y he
aprendido algo,
que puede
ser a la vez una guerra perdida o una batalla ganada:
el universo
es infinito, las estrellas brillan en aleatorio
y el mundo dejó de girar al fondo a la derecha
cuando tu
dejaste de ser el sol
y yo me
quedé con mi cara oculta de la luna.
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