viernes, 30 de mayo de 2014

Non hábeas corpus


Yo quería escribir algo
que se llamara Hábeas corpus
para recordarme cómo había sido quererla,
fisicidad pura en la que por fin me materializaba
cuando encontrábame en su boca;
y no hablo del acto de besar
si no de cuando mi palabra encontraba respuesta,
únicamente, entre sus labios.

Eso no casaba con la pretensión de un amor prêt-à-porter,
de esos que encajan en cama de uno treinta
y que preguntan todas las mañanas por la intimidad del sueño
y por cuantas cucharadas de azúcar en el café.

Perdí la cuenta de los cuerpos en los que la busqué,
sin rostro ni rastro por el que seguirle la pista;
será por ello que últimamente encuentro en la poesía
la evidencia total de la soledad,
que ha terminado por perder la forma,

y convertirse en el único modo de compañía.

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