domingo, 1 de diciembre de 2013

Mihi ipsi scripsi!




Nunca fue tan duro ser tu amante religiosa como el día en qué perdí la fe.

«Al asomarse al abismo […] al matar a Dios, había matado también la ilusión en la inmortalidad del alma. E inventó, mero consuelo, […] la doctrina del eterno retorno.1»




1 Luis Pasamar 

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