Cuídame de los inviernos,
que de los veranos ya me guardo
yo.
Ahora que Granada huele a ceniza
y a prisa
por ir marcha atrás,
para desligarnos las manos y los
destinos.
Cuídame de mis inviernos,
que de tus veranos ya me guardo
yo.
Sólo queda desmemoriar el
futuro,
hacerlo (más) libre;
cambiarle el nombre al frío
y pensar que si estas letras son
inocuas
el tiempo que ha pasado no lo
será.
Cuídate de mis inviernos.
vivo enamorada de ti
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