martes, 23 de julio de 2013

Lapsus Linguae


Adquirimos conocimiento para responder a preguntas
que quizás nunca lleguen a formularnos;
preguntas que por nosotros mismos
quizás no nos habríamos hecho nunca.

Lo almacenamos, como un bien muy preciado,
con la satisfacción de estos diversos síndromes,
patologías,
Stendhal, Fausto, Diógenes…

La noche es tan joven
y podríamos hacer el amor hasta desfallecer.

Nuestra época premia el esfuerzo, la rapidez y el acierto
a la hora de demostrar cuánto y cómo de bien,
sobre todo en cuestiones prácticas.

Lo nuestro, en cualquier caso,
siempre es puro vicio.
Sobre todo,
Sobre todo, cuando eres Fausto y eres Stendhal
y yo me deshago en cada boca que dice mi nombre,
sapiente, como si fuera la tuya.

Sabemos que sabemos tantas cosas,
degustamos, deglutamos, digerimos
y en este alarde de léxico no me cabe una sola coma,
sobre todo,
sobre todo, cuando lo que quiero decir no lo digo.

Y pese a todo, pese a todo, seguimos vestidos.

La noche es tan joven y nosotros,
pese a todo, no somos los mismos.
Tiritarán, azules, los astros a lo lejos,
y tú y yo tampoco seremos las mismas.

Por más palos que toquemos
y más versos que versemos
seguiré sin encontrar el compás
ya que esto ha sido desde el principio
cuestión fisiológica más que poética.

No me llames, si es que puedes,
para que no salga corriendo y enséñame,
si es que quieres, cómo llegar al fondo de los huesos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario