Esta noche
te confesaré
que me
he perdido en más cuerpos
de los
que reconozco y que,
pese a
la vergüenza,
la
pereza
y la
desidia,
los recuerdo
mejor de lo que pueda aparentar.
No es
digno de ningún amante olvidar el cuerpo amado,
al
margen del tiempo que le dedicó,
y los
lunares son una debilidad de cualquier mujer
con
sangre de loba.
Esta noche
te diré
que me
fijo más de lo que parece
en
todas las cosas que no dices
y te
contaré que si hay una época difícil
es esta
que nos ha tocado.
Esta noche
convocaré a las Moiras
para que
confabulen con el universo
y que
nuestro destino quede escrito en algo tan fútil
como
los hilos de tu pelo.
Esta noche
que ya esclarece
parece
prometer un mañana un tanto incierto,
porque
el futuro se deshace en el karma de tantos pecados.
Queda,
para mañana
la
mirada que se me escapó en tu batir de pestañas,
todas
las veces que rozamos nuestras manos,
el
campo magnético que generamos cuando nos miramos
y la
capacidad de parar el tiempo si estoy a tu lado.
Ahora,
hoy,
solo
espero acabar con todos los puntos suspensivos
y que
entre punto y punto,
en
medio del espacio de los universos infinitos,
quepa
la vida que,
tácitamente,
te estoy prometiendo.
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