Hay momentos en la vida de cierta trascendencia. A veces, con suerte y un poco de oído, puedes sentirlos llegar, haciendo que vibre el suelo y tiemblen las ventanas y tintineen los huesos.
Ha llegado el momento de cambiarle el significado a las noches reversibles. De una vez. "Lo peor que puede hacerse es cruzar un precipicio de dos saltos".
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