A veces te echo mas de menos de lo que
creerías, de lo que debería, buscando casualidades o excusas, eufemismos
varios, para cruzarme y encontrarme o cruzarte y encontrarte. Echar de menos como sentimiento aproximado que remite a extrañeza y no tanto a melancolía.
Total, ni esta
isla, ni esta tierra ni esta vida son tan grandes como para que no nos vuelva a
suceder. Y tenerlo tan cerca me mantiene presa de la tensión y me hace ir
mirando por las esquinas por el miedo y el placer simultaneo de que ocurra.
Esto puede ser bueno, puede ser malo, pero es
lo más profundo y más real que he podido sacar. Y pese a ser lo más profundo,
sigo sin ver el fondo. Y es que en el fondo todo es demasiado irreversible.
Todas las mañanas como esta acaban con la
tragedia de galletas suicidas en el café frío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario