lunes, 11 de junio de 2012

Obsolescencia programada.

El amor a lo largo de la historia ha tenido múltiples interpretaciones. Sí, amor hermenéutico. Ha sido parte del alma, ha sido algo espiritual, emocional, aquello que ha despertado el interés por el conocimiento, por el arte, la excusa que subyace al sexo. Fue algo fútil, algo eterno e inmutable, algo sagrado. Tuvo que ver con el género, con el sexo, con la iglesia, con la guerra. Cualquier pensador ha dejado alguna perla de sabiduría acerca de ello, incluso los más reticentes y escépticos.

En la época que nos ha tocado vivir el amor es una reacción química, producida por el exceso de oxitocina (quizás), que tiene un máximo de dos años de duración.

Somos unos desgraciados. Pero yo no, yo soy griega.

2 comentarios:

  1. El amor es sufrido, es benigno; El amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece. No hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor. No se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser...

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  2. amor hermenéutico, y nos creemos que llegamos al fin de la interpretación cuando traducimos ambigüedades en cuerpos que reaccionan y actúan, o viceversa; después está el cuerpo de lo poético, tan intangible que envuelve incluso al cuerpo científico y trastorna con un par de metáforas todo lo calculable, lo previsible que hay en nosotras

    es sorprendente y saludable que aún podamos olvidar una vez más

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